En estos años ha sido exponencial el crecimiento de las tecnologías, tanto, que ahora se han sumado al gran «cloud» – término que refiere a nube en inglés – los IoT, conocidos popularmente como el internet de las cosas.
Desde hace muy poquito (tal vez, menos de dos años) vemos en catálogos de cadenas retail a toda clase de electrodomésticos con funciones «Wifi»: Heladeras, Aires acondicionados, Smart TV, Lavarropas, entre otros. Sin duda, esta tecnología favorece la comodidad de los usuarios pero complica algo fundamental en las redes actuales: los datos.
Equipos inalámbricos en frecuencias especiales, nodos de prestadores de servicio de internet saturados por el 30/50%, redes de fibra óptica de 6, 12 y 120 pelos, y pareciese que nunca alcanza. Es que claro, del otro lado tenemos pantallas enormes que requieren una cantidad de internet de varias docenas de megas, celulares que consumen prácticamente lo mismo que una netbook, los juegos online que para funcionar como es debido requieren de redes «sin demora» y así, la lista sigue.
Volvamos al foco, hoy el problema son las redes. Ya no alcanza, y si hablamos del interior, o mejor dicho, del interior del interior encontramos un atraso tecnológico de los prestadores muy importante, comparando con los equipos que se comercializan. Por ello, cada vez los usuarios tienen más reclamos con los prestadores por que «anda lento», «se cuelga», «no carga», «se reinicia», y así, esta lista también sigue.
El desafío hoy es poder llevar adelante inversiones que tengan como fin principal, vender más ancho de banda y minimizar lo máximo posible el costo. Cualquier proveedor de la República Argentina puede comprar en ARSAT a U$D14 el mega (hoy 14/8/18). Lo que nadie dice, es que rentabilizar ese costo en grandes centros urbanos es muchísimo más fácil que hacerlo en una ciudad como San Rafael, o algún distrito como Montecomán o Villa Atuel. A esto me refería cuando hablaba del interior del interior.
Un proyecto de ley que trae esperanzas
Si bien la problemática existe, también se está trabajando a nivel gubernamental en este tema. La CAPPI (Cámara Argentina de Pequeños Proveedores de Internet) está luchando por el proyecto de Ley de Fomento de Infraestructura y Competencias TICs, que busca abrir el monopolio del uso de los postes para todos aquellos interesados en usarlos.
Así, los proveedores actuales podrán desplegar sus propias redes de fibra de manera más fácil y económica, generando más oferta y por lo tanto, dinamismo de precio para la demanda.